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En tiempos donde lo práctico se vuelve esencial, una emprendedora sanjuanina logró darle una vuelta de tuerca a una tradición pascual. Mónica Cabrera, creadora de Monago Artesanías y Didácticos, decidió hace algunos años dejar de producir los clásicos huevos de Pascua y apostar por una alternativa más funcional: paletas de chocolate.

“Los huevitos siempre se les rompían a los chicos. En cambio, la paleta, al ser chocolate sólido, da mejor resultado”, explica Mónica, quien trabaja especialmente con docentes de nivel inicial. Este año, su producción alcanzó a siete escuelas de San Juan, con pedidos que oscilan entre 100 y 200 unidades por cada jardín.

Las paletas —con forma de conejos o huevos— no solo llegan íntegras a manos de los más pequeños, sino que además vienen acompañadas de tarjetitas personalizadas y contenedores temáticos. La propuesta se volvió un éxito entre las docentes y familias, que valoran tanto la presentación como el sabor artesanal.

El emprendimiento nació casi por casualidad en 2005, cuando Mónica elaboró sus primeros bombones para el cumpleaños de su hija. Desde entonces, no paró. Hoy, junto a su hija, sostiene su hogar con este proyecto que combina creatividad, sabor y mucha dedicación.

Además de las paletas, este año incorporó huevos rellenos con ganache de distintos sabores: frutilla, menta, chocolate y banana. “Eso te da una posibilidad de poder elegir, compartir en familia y personalizar la Pascua”, cuenta.

Mónica también utiliza sus redes sociales, como su cuenta de Instagram @monagoart, para mostrar su trabajo y alentar a otros emprendedores. “Se puede vivir de lo que a uno le gusta hacer. No es fácil, pero siempre todo se vende. Hay clientes para todos los gustos”, asegura.