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El 5 de octubre de 2025 la Fundación Mujer en la Minería San Juan cumplió tres años de vida. Su presidenta, Edith Flores, habla con la convicción de quien siente que está recuperando una parte olvidada de la historia: la de las mujeres mineras.

“La fundación nace con el objetivo de trabajar sobre la conciencia social y el registro que tenemos sobre el pasado de la minería”, explica. “Queríamos reconstruir esas memorias que no habían sido contadas”.

Esa búsqueda tomó forma a través de un cortometraje documental —Mujer Escalera, una mirada desde el pasado— que reunió testimonios de hombres y mujeres vinculados a la minería calera del departamento Sarmiento. El trabajo despertó una fuerte reacción emocional en las comunidades y marcó el camino a seguir: unir historia, cultura y memoria colectiva.

“Nos pareció muy interesante romper con esos mitos”, dice Edith. “La gente se emocionaba al verse reflejada, sobre todo las mujeres, que empezaron a reconocerse como parte de la historia minera”.

Uno de los principales mitos que la fundación se propuso derribar fue la idea de que la mujer no trabajaba en la minería. “Las mujeres caleras siempre asistieron a la minería porque era una economía familiar. Todos estaban involucrados, desde los más chicos hasta las mujeres”, sostiene Flores.

Para ella, el aporte femenino fue tan esencial como invisible:

“Las mujeres dieron identidad a la minería desde un rol de asistencia, de acompañamiento. Eran las que sostenían la vida cotidiana de las comunidades mineras. Por eso decimos que ellas también son mineras, aunque no hayan estado dentro del socavón”.

Desde ese punto de vista, la fundación propone repensar el concepto mismo de “mujer minera”. “Hoy las mujeres trabajan en higiene y seguridad, en ingeniería, en administración. Pero incluso antes, las que organizaban la vida en torno al trabajo minero también construyeron esa identidad”, afirma Edith.

Para la presidenta de la fundación, la mujer no solo acompañó, sino que fue clave para otorgar la llamada “licencia social” que toda actividad extractiva necesita:

“El permiso de la minería también lo otorgan las mujeres, porque son las que planifican las comunidades, conocen las necesidades y apuestan al progreso de su gente”.

Con un tono que combina orgullo y realismo, Flores reconoce que el cambio cultural avanza más lento que el desarrollo tecnológico del sector.

“La minería está creciendo muy rápido en San Juan, pero la comprensión social de ese crecimiento avanza a otro ritmo. Tenemos que preparar a las nuevas generaciones, sobre todo a las mujeres jóvenes, para que elijan formarse y ser parte activa de este mundo laboral cada vez más calificado”.

La Fundación Mujer en la Minería está integrada por un equipo diverso: profesionales, obreras, estudiantes y mujeres que sueñan con ingresar a la actividad. “Nuestra fundación permite el ingreso de mujeres adultas, jóvenes, de distintos orígenes y realidades. Queremos que todas se sientan parte de este proceso”, subraya Edith, quien además trabaja junto a su hija en la conducción de la organización.

Con la mirada puesta en el futuro, Flores resume el espíritu de su trabajo:

“Hacernos conscientes de nuestro pasado minero es la forma de entender nuestro presente y construir el futuro. Y en ese camino, las mujeres siempre estuvimos, solo hacía falta mirar un poco mejor.”

Mirá la entrevista completa: