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Este jueves 19 de noviembre se conmemora el Día Internacional para la Prevención del Abuso Sexual contra niños, niñas y adolescentes para poner en evidencia la magnitud de este problema y exigir a los estados las políticas necesarias para afrontarlo. Por eso en San Juan un grupo de mujeres que bajo el nombre “Madres Protectoras de San Juan” organizaron la primera marcha para visibilizar los casos que se dieron en la provincia y apuntando a la poca celeridad de la justicia local y a la importancia de la Educación Sexual Integral (ESI) como programa educativo que apunta a la prevención de los abusos.

 

Según las estadísticas que ellas mismas difundieron en un documento, durante el 2019 el Centro de Abordaje Integral de Niños Víctimas de Abuso (A.NI.VI.) de San Juan informó que recibió 643 denuncias por Abuso Sexual contra niñas, niños y adolescentes. Es decir que más de un caso llegó por día al centro de abordaje.  “De cada 10 denuncias que reciben, 9 abusos fueron cometidos en el seno intrafamiliar de la víctima”, expresó un largo mensaje que fue presentado a los medios de comunicación local.

 

Sobrevivientes de abuso sexual infantil consideran la importancia de “compartir ese dolor”

 

“Es muy importante que haya una fecha que venga a instalar en la agenda pública este delito. La suerte de las víctimas empieza a cambiar a partir del momento en el que se puede compartir este dolor, desde que se lo puede poner en palabras. A veces los niños víctimas de abuso lo expresan a través de sus dibujos, de sus modos de relacionarse, de sus cambios de actitudes”, dijo a Télam Sebastián Cuattromo, sobreviviente e integrante de Adultxs por la Infancia.

 

Julieta Añazco, víctima y referente de la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual Eclesiástico, aseguró que “como sobreviviente es muy conmovedor este día, poder decir que pudimos sobrevivir a ese dolor y seguimos”.

“Estos días ayudan a visibilizar. La sociedad y la gente se anima más cuando los casos salen a la luz”, reflexionó.

 

Tanto Cuattromo como Añazco aseveraron que, si bien es un “camino doloroso” es importante tener un contexto donde poder expresar las consecuencias de este delito e ir a la justicia para que se apliquen las penas, aunque también se corre el peligro de la prescripción del delito por el paso de los años.

 

“En mi caso, sufrí el delito cuando tenía 13 años, en el colegio Marianista de Caballito donde mi abusador fue docente. Durante 10 años sobrellevé, en silencio y en soledad, ese trauma porque no tenía contexto donde poder expresarme. Ni en el colegio, donde había una cultura represiva, ni en mi familia”, contó Cuattromo, quien en 2012 logró el juicio y la condena penal del que fuera su abusador.

Con información de Télam