Skip to main content

Berenjena, tomate, choclo, zapallo, pomelo y hierbas aromáticas son algunas de las postales que se comenzaron a ver en los perfiles de algunas mujeres que se volcaron a la creación de sus propias huertas urbanas y bajo el lema quédate en casa comparten una nueva manera de comer sano y sin salir del hogar. Sofía Lis Llopis, es geóloga y ambientalista y desde hace tiempo apuesta a este tipo de acciones junto a su compañero y amigos con los que comparte el techo.

 

En su amplio fondo ubicado en una casa, en Capital tiene una colorida huerta que busca ser el sustento de estos días de aislamiento. En diálogo con 911mujer contó que durante el proceso de aislamiento social confirmó lo importante que es contar con su plantación. “Tenemos dos árboles de pomelo y otro de membrillo. En la huerta hay abundante zapallo que por cierto es muy fácil de comenzar con este tipo de verduras ya que  inclusive se puede plantar con las semillas que tiramos. También tenemos tomate perita, acelga y espinaca que son plantas sencillas y nobles para quienes están empezando”, detalló.

 

“Albahaca, orégano e infusiones de cedrón o burro con las que te podes hacer hasta tu té son parte de nuestra huerta” explicó Sofía, quien también es escritora. La joven ambientalista añadió que hay mucha información de plantas comestibles que con solo regarlas se dan. “La mayoría se puede consumir, como por ejemplo el diente de león”, agregó.

 

En cuanto a la separación de residuos explicó que este momento es ideal para empezar a reciclar. “Como han solicitado que se disminuyan los  residuos domiciliarios que mejor que comenzar con los compost y elaborar lo que acelera todo el proceso de las plantas”, añadió.

 

Por otra parte, Susana Matellan instructora de yoga y reconocida fotógrafa de San Juan también comenzó con su huerta tiempo atrás y en pocos meses ha logrado cosechar una gran variedad de verduras y frutas. “Un día me levanté inspirada y tal cual lo había visualizado comencé a sembrar. Tuve algunos inconvenientes con el riego, pero bajé agua del tanque, optimicé los recursos y los resultados se vieron pronto”, contó.

 

La huerta de Susana fue pensada más allá de lo económico, sino más bien en la “autonomía alimentaria”. Antes de comenzar con la plantación, durante ochos meses compostó todo lo orgánico que le sobraba. “No tenía experiencia, pero el sentido común y las ganas me llevaron a compostar, luego de esos meses busqué asesoramiento y comencé con la huerta que rápidamente comenzó a crecer”, agregó.

 

Luego de una exitosa cosecha contó que sigue aún en esa etapa. “Todavía tengo algo del verano y el resultado fue la abundancia de diferentes verduras. “Estoy orgullosa ya que hicimos todo a mi manera, con sentido común y el amor a las plantas que tuve y tengo” finalizó mientras explicaba que logró cosechar berenjena, zapallo, pimiento, tomate, choclo, rúcula, acelga y sandía”.

 

Estas acciones se han multiplicado durante estas semanas de aislamiento social, preventivo y obligatorio y decenas de mujeres comenzaron con sus pequeñas huertas.