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Ese fue el mensaje de la remera de Romina Yáñez, la hija de Paola Agüero, la mujer que murió de un disparo de la cabeza mientras intentaba mudarse de la casa de su expareja en el mes diciembre.

Ella no dudó ni un segundo en hablar mientras se escuchaban gritos y canticos que exigían “Ni Una Menos”. Romina contó que siempre estuvo en sintonía con el reclamo de las mujeres “pero siempre detrás de su escritorio”.

“Nunca pensé que sería necesario estar presente y activar mi lucha”, dijo en referencia a su primera participación en una movilización de mujeres que tuvo un impacto a nivel mundial.

Mientras caminaba rodeada de amigas hacia la plaza de La Joroba donde culminaría la marcha, contó que su mamá al igual que otras víctimas de femicidio “minimizaron” la violencia a la que era sometida. En este caso por Rogelio Héctor Schiaroli, alias el italiano.

Ese 13 de diciembre de 2019, Paola sin decirle nada a Romina se fue a retirar sus pertenencias al departamento que había compartido con su femicida. “El tipo entró a la casa con un arma, le dijo algunas cosas y le dio un tiro en la cabeza. Mi mamá murió en el acto”, relata Romina, quien también cuenta que ella había sido citada ese mismo día por el asesino.

Romina no deja de pensar que tiene una hija de 8 años y aclara que no puede permitir que alguien le haga algo. Por eso quiere activar su lucha, aunque cuenta que ser hija de una víctima de femicidio te deja partido al medio y sin saber de dónde arrancar. “Nos quedamos sin guía, sin la persona que te contiene”, finaliza.

Rogelio Héctor Schiaroli se quitó la vida al igual que 483 victimarios entre 2008-2017. El homicida que era conocido por su actitud de posesión forma parte del 18% de femicidas que se suicidaron después de matar a sus parejas o ex, según los datos de la ONG  “La Casa del Encuentro”.