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Podríamos llamar a Malti Tudu, una joven de 20 años, “la destrozabodas”. Su único objetivo es impedir que una boda llegue siquiera a comenzar.

Al menos, si la novia es menor de edad.

“Si todo el mundo comenzara a boicotear ese tipo de bodas, seguro que conseguiríamos eliminar el matrimonio infantil”, dice la Sra. Tudu, de la aldea de Simalbari, en el distrito de Kishanganj, en el estado de Bitar (India)[1]. “Para celebrar una boda se necesita gente: un sacerdote que dirija el rito religioso, un grupo de músicos, cocineras y cocineros para preparar la comida para el evento, e invitadas e invitados que den la enhorabuena a los recién casados”.

La Sra. Tudu, prácticamente una adolescente de 20 años de edad, es una de las jóvenes líderes de Bihar que están intentando poner fin de la práctica del matrimonio infantil en sus comunidades. En la casta y tribu reconocida oficialmente de Santhal Scheduled (a la que pertenece tanto la Sra. Tudu como la mayoría de la población de su distrito), el 74,1% de las mujeres y niñas contrae matrimonio antes de cumplir los 18 años, frente a un 42,6% en otras comunidades.[2]

Para evitar este tipo de bodas, el grupo de mujeres está recabando apoyo a través de reuniones en las que las líderes piden a las participantes que prometan que no permitirán que sus hijas se casen por debajo de la edad legal establecida, o que no asistirán a esas bodas. Tras la ceremonia de promesas, encabezan manifestaciones en sus aldeas con el fin de crear conciencia acerca de los efectos nocivos del matrimonio infantil.

Se calcula que, en todo el mundo, 650 millones de mujeres y niñas que permanecen vivas en la actualidad se casaron antes de cumplir 18 años. El matrimonio infantil suele provocar embarazos precoces, interrumpe la educación, limita las oportunidades de las niñas y aumenta su riesgo de sufrir violencia doméstica.

La Sra. Tudu no duda en emplear nuevas tácticas. Una vez, reunió a un grupo de mujeres para visitar a los progenitores de una niña de 16 años cuyo matrimonio ya había sido concertado.

“Sus progenitores nos gritaron, diciendo que eran los responsables del futuro de su hija… También dijeron que no era la primera vez que lo hacían y que iba a asistir mucha gente a la boda”, explica.

Haciendo frente a aquella resistencia, la Sra. Tudu y su grupo rogaron a todas las personas que pudieron en la aldea que no asistieran a la boda. A continuación, regresaron por segunda vez a la casa de la niña con mayor respaldo de la aldea y hablaron con ella. Descubrieron que la niña quería terminar de estudiar. Cuando el grupo visitó de nuevo a la familia unas semanas más tarde, sus padres cancelaron la boda y la niña continuó estudiando.

“Salvé una vida de la destrucción”, afirma orgullosa la Sra. Tudu. “La sensibilización es crucial para reducir este tipo de casos”.

Manifiesta que la capacitación en apoyo psicosocial que recibió a través de la organización local Pragya le ayudó a desarrollar sus aptitudes de asesoramiento y estimuló su activismo. La iniciativa está financiada por el Fondo Fiduciario de la ONU para Eliminar la Violencia contra la Mujer (Fondo Fiduciario de la ONU), gestionado por ONU Mujeres en nombre del sistema de las Naciones Unidas.

La organización de este tipo de actividades corre a cargo de las más de 2.800 mujeres y niñas rurales que se han incorporado a los 100 grupos de mujeres creados en cinco estados de India (Rayastán, Bihar, Jharkhand, Assam y Himachal Pradesh) como parte de un programa de prevención de la violencia para mujeres pertenecientes a minorías étnicas financiado por el Fondo Fiduciario de la ONU para Eliminar la Violencia contra la Mujer.