El tribunal de Aviñón, en Francia, condenó a la pena máxima de 20 años de cárcel a Dominique Pelicot por drogar entre 2011 y 2020 a su entonces esposa Gisèle Pélicot para violarla junto a decenas de desconocidos, al término de un juicio histórico. La Justicia declaró además culpables a los otros 50 acusados.
El caso conmocionó al mundo, no solo por la magnitud de los delitos, sino por la valiente decisión de la víctima, de 72 años, de hacer público el juicio para “cambiar la vergüenza de bando”.
Las pruebas de los delitos están en miles de vídeos y fotos grabados por el propio Dominique Pelicot, quien registró las violaciones. Los hechos ocurrieron entre 2011 y 2020, inicialmente en la región de París y luego en Mazan, un pequeño pueblo cercano a Aviñón, donde la pareja se mudó al jubilarse.
Pelicot contactaba a decenas de hombres en internet, a quienes invitaba a su casa una vez que había drogado a su mujer hasta dejarla inconsciente.
Este juicio no solo ha puesto de manifiesto una grave violación a los derechos humanos, sino que también generó un debate sobre la definición legal de violación y la necesidad de una mayor protección jurídica para las víctimas de violencia de género. Además, Dominique Pelicot está involucrado en otros dos casos de violencia de género, uno de ellos relacionado con la violación y asesinato de una mujer en 1991 y otro con una tentativa de violación en 1999.
Incluso su hija, Caroline Darian, declaró que sospechaba que su propio padre había abusado de ella. Su progenitor lo negó, pero en su computadora la policía encontró fotos de ella dormida. “Nunca te hice nada, jamás”, dijo el acusado en su declaración ante el juzgado.
Antes de la lectura del veredicto, el colectivo feminista Amazonas de Aviñón, en el sur de Francia, pegó carteles alrededor del tribunal con los lemas :”Navidad en prisión, Pascua entre rejas” y “la vergüenza cambió de bando”.
“La violación afecta a las mujeres en todo el mundo. Es por eso que todas las miradas están puestas en lo que ocurrirá”, explicó a la agencia de noticias AFP una representante de este movimiento.
Este juicio fuera de lo común por su duración, el número de acusados y, sobre todo, la atrocidad de los hechos denunciados, ya hizo historia. Las asociaciones feministas esperan que cambie la actitud de las autoridades ante las violaciones, intentos de violación y agresiones sexuales, que en Francia denuncian más de 200.000 mujeres cada año. También visibilizó el horror de la sumisión química, a través de la figura de Gisèle Pelicot, que pasó de ser una víctima anónima a icono feminista que insta a las mujeres a “dejar de callar” para que “la vergüenza cambie de bando”.
“Gracias Gisèle”, proclamaba una pancarta colgada en el centro histórico de Aviñón el jueves por la mañana, frente al tribunal.