Cristina Giménez, conocida por su trabajo como martillera pública desde 2012, encontró una nueva pasión durante la pandemia que cambió su vida por completo. Lo que comenzó como un anhelo personal para mejorar su alimentación, la llevó a convertirse en una exitosa productora de hongos comestibles, alcanzando una producción de 80 kilos por cosecha.
Cristina, una emprendedora de corazón, decidió cambiar su alimentación buscando una vida más saludable. Durante el confinamiento, notó la oportunidad de explorar el consumo de hongos comestibles no solo para su propio beneficio, sino también como un emprendimiento comercial. “Aproveché el tiempo de ocio para investigar y hacer un análisis en San Juan. Los resultados me parecieron atractivos”, comenta Cristina.
La producción comenzó de manera rústica en el fondo de su casa, con el apoyo de su esposo y su socio. “No es lo mismo cultivar para uno que hacerlo de manera comercial. A finales de 2021 le dimos un formato legal y comercial a nuestro proyecto, formando una cooperativa de trabajo con tres integrantes”, añade.
A pesar de las condiciones climáticas de San Juan, que dificultan el cultivo de hongos, Cristina y su equipo decidieron invertir en la construcción de un invernadero. “Creamos un invernadero que llevó una inversión de dinero y decidí dedicarme a cambiar el estigma de la mujer frente a la agricultura tradicional. Es un proyecto orgánico, sostenible y circular”, explica.
De 10 a 140 Kilos por Cosecha
Inicialmente, Cristina producía 10 kilos de hongos frescos, entregados inmediatamente para garantizar su frescura, ya que los hongos contienen un 90% de agua y tienen una vida útil de 7 a 10 días. Con el tiempo, la producción aumentó de manera significativa, alcanzando entre 100 y 140 kilos por cosecha.
Innovación y Diversificación
El proyecto no se detuvo ahí. Cristina comenzó a investigar sobre otras cepas de hongos con beneficios medicinales, como la Melena de León. “La venta de este hongo comenzó en 2024 y hemos logrado exitosamente su fructificación. Aunque es un proceso meticuloso, sus beneficios son múltiples”, destaca.
La Melena de León, conocida por sus propiedades medicinales y su textura llamativa, aunque frágil, se suma a la oferta de hongos de Cristina, que incluye la girgola de diferentes cepas. “Nuestro producto estrella, la girgola, tiene beneficios nutricionales hermosos, incluyendo proteínas, minerales y fibras. En San Juan es muy poco conocida y como PYME tratamos de producir alimentos de fácil acceso y sanos a un costo conveniente”, explica.
Expansión y Comercialización
La venta de sus productos comenzó entre conocidos y amigos, y gracias a las recomendaciones, la demanda creció rápidamente. “Nos motivó aún más a acelerar los tiempos que nos habíamos planteado como plan de negocio. Ahora nos trasladamos a un inmueble acondicionado para la producción”, comenta Cristina.
Los hongos producidos por Cristina y su equipo se pueden encontrar en ferias agroproductivas, en la despensa de Rawson, y a través de contactos por teléfono y redes sociales. “La idea es seguir incorporando otras variedades de hongos con una siembra sostenida”, concluye.
Cristina Giménez ha demostrado que con pasión y dedicación se pueden romper estigmas y alcanzar el éxito en nuevos campos, contribuyendo a la economía local y promoviendo un estilo de vida saludable.