La falta de equidad salarial es un desafío aún vigente en muchas partes del mundo. Las diferencias remunerativas basadas en características personales de los colaboradores como, por ejemplo, el género son una preocupación transversal a varios sectores, donde las mujeres a menudo ganan menos que los hombres por el mismo trabajo. Esto es lo que se conoce como brecha salarial de género. En el entorno empresarial, si bien se están desarrollando avances significativos, aún persisten los desafíos, especialmente en relación a las diferencias en oportunidades de crecimiento, al trato desigual entre pares y a la disparidad en términos de remuneración.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), en Argentina la brecha de género en el trabajo formal alcanza el 27% mientras que en el ámbito informal esta cifra se dispara al 35,6%. En paralelo, informes privados reflejan que el país se ubica en el primer puesto en la región en materia de disparidad de salarios entre hombres y mujeres. La diferencia porcentual aumenta en función de la jerarquía del puesto de trabajo.
“Si bien la brecha salarial es una realidad en todos los niveles jerárquicos, en lo que refiere a los cargos de liderazgo, ya sea gerencia o dirección, la diferencia es más pronunciada. Esto va de la mano con lo que comúnmente se denomina “techo de cristal”, es decir, que las mujeres tienen menos probabilidades de acceder a puestos directivos, a pesar de que en promedio, en Argentina logran mayores niveles educativos que los varones”, analiza Rocio Robledo, Country Manager de WeWork Argentina.
El liderazgo femenino en las empresas es aún una deuda pendiente y las denominadas “barreras invisibles” continúan siendo un obstáculo a pesar de que es un concepto instalado hace más de 40 años. Según una encuesta de la UNESCO, el 40% de las mujeres en el mercado laboral argentino concluyeron sus estudios universitarios. Por su parte, en los hombres este porcentaje llega al 27%. Es decir, que a pesar de tener mayor capacitación, tienen menos acceso a puestos jerárquicos: en Argentina solo 2 de cada 10 puestos directivos son ocupados por mujeres. “WeWork cuenta con un 53% de mujeres en roles de liderazgo y esperamos que esté número siga creciendo a través de iniciativas que impulsen su desarrollo profesional y habilidades de dirección” añade Robledo.
“La brecha salarial de género es una de las formas de discrimianción laboral más recurrente, por lo que el área de Recursos Humanos adquiere un rol fundamental para mitigar esta problemática. En WeWork nuestra misión es crear un lugar de trabajo que promueva la inclusión y fomente la diversidad. Esto se logra a través de un entorno que empodera a todos para participar plenamente como su yo auténtico. Nos esforzamos para que los espacios de WeWork sean entornos de igualdad de oportunidades e impulsamos el desarrollo profesional de las mujeres para que puedan romper con el techo de cristal”, comenta Romina Diepa, People Partner Manager de WeWork Argentina.
Según una encuesta de Mercer, el 81% de las empresas argentinas no reconoce que en sus establecimientos exista una brecha salarial de género. Y del 19% que sí lo reconoce poco más del 50% está tomando medidas para revertirlo.
“Es clave comenzar por la toma de conciencia puertas adentro para ser parte del cambio y, de esta manera, potenciar el futuro laboral. Solo así será posible que cada vez más organizaciones comiencen a actuar para cambiar este presente y que el mercado de trabajo sea cada vez más igualitario. Alcanzar la equidad es un hito importante para los derechos humanos y es necesario el esfuerzo de toda la comunidad mundial” concluye Rocio Robledo.