Cynthia Concha llegó al penal de Concepción, Chile, sin más ropa que la sucia que traía puesta. Los guardias no le proporcionaron ropa limpia, ni siquiera un cepillo de dientes.
A Cynthia tampoco se le ocurrió empacar. Estaba magullada, maltratada y en estado de shock.
Acababa de matar a su marido.
Ese día, en septiembre de 2019, el esposo de Cynthia la amenazó de muerte y bloqueó la puerta de su dormitorio mientras ella intentaba escapar. Temiendo por su vida, luchó contra él, causando su muerte por asfixia mientras forcejeaban.
Se entregó a la policía de inmediato y fue arrestada mientras se realizaba una investigación.
Después de dos meses de prisión preventiva, seguidos de casi dos años de arresto domiciliario, la fiscal estatal finalmente confirmó lo que Cynthia más temía: si la declaraban culpable, enfrentaría una sentencia de 20 años de prisión.
Apoyo inesperado
Pero Cynthia no esperaba una campaña social a nivel nacional para manifestarse por su libertad bajo el llamado “Yo también me defendería”.
El juicio de Cynthia tuvo lugar en abril de este año. Como tenía pruebas bien documentadas de abuso doméstico, que incluían visitas al hospital, órdenes de alejamiento e innumerables informes policiales, los tribunales aceptaron su declaración de legítima defensa y la absolvieron de todos los cargos.
Cynthia dice que se sintió “impotente” después de escuchar las acusaciones del fiscal y agregó que las redes la hicieron sentir escuchada: “Estoy muy agradecida por su apoyo”.
El suyo es uno de varios casos que han obtenido el apoyo del movimiento, formado por varias redes de derechos de las mujeres, que argumentan en contra de la criminalización de sobrevivientes de violencia doméstica que se volvieron contra sus abusadores en defensa propia.
“Debo haber tenido al menos cien informes de violencia doméstica. Siempre tuve los ojos morados y moretones”, le dice Cynthia la BBC a través de una videollamada, mientras su dedo recorre las partes de su rostro que fueron golpeadas.
Ella dice que también sufrió explotación económica, violencia sexual y trauma psicológico.
Las organizaciones de derechos de mujeres en Chile celebran la absolución de Cynthia, pero advierten que hay muchas más sobrevivientes de abuso doméstico que han sido criminalizadas injustamente por defenderse.
“Muchos casos como este podrían evitarse si el sistema de justicia hiciera su trabajo”, dice Loren Leron, una activista feminista que brinda ayuda en la cárcel donde estuvo detenida Cynthia.
Leron fue la primera que alertó a las organizaciones de derechos humanos sobre el caso y solicitó su apoyo. “Si una mujer estuviera realmente protegida cada vez que denuncia abuso doméstico, no habría casos como este”, explica.