El 2 de junio de 2017 Luna Ortiz tenía 19 años y fue la última vez que la vieron con vida. Ese día fue secuestrada por un hombre al que había conocido a través de las redes sociales, que la sometió a un raid de drogas y violaciones en el que ella fue usada como moneda de intercambio hasta que su cuerpo no soportó más.
Veinticuatro horas después de su desaparición, la adolescente fue encontrada asesinada en la casa de Isaías Villarreal y dos años más tarde la Justicia condenó a este hombre a la pena de 14 años de prisión por el delito de “abandono de persona seguido de muerte con suministro de estupefacientes a título gratuito”. Ahora, un cambio de carátula lo dejó en libertad.
“Nosotros nos enteramos hace pocos días de que Villarreal está libre por posteos en las redes y por los vecinos que lo vieron caminando por el barrio”, contó a TN Marisa Rodríguez, la mamá de la víctima.
Además de recurrir a la Cámara de Apelaciones de San Isidro por esta medida, advirtió sobre el riesgo que implica: “Presentamos pruebas de que seguía captando chicas desde la penitenciaría, como hizo con mi hija”.
“Nosotros nos enteramos hace pocos días de que Villarreal está libre por posteos en las redes y por los vecinos que lo vieron caminando por el barrio”, contó a TN Marisa Rodríguez, la mamá de la víctima.
Además de recurrir a la Cámara de Apelaciones de San Isidro por esta medida, advirtió sobre el riesgo que implica: “Presentamos pruebas de que seguía captando chicas desde la penitenciaría, como hizo con mi hija”.
Luna se fue prometiendo volver a tiempo para hacer las pizzas caseras y le pidió también a su tía y a su abuela que no se fueran, que la esperaran porque volvía rápido. Pero no volvió.
Cuando se encontró con Villarreal, como habían pactado, este la llevó a su casa y allí los estaban esperando dos hombres más. Fue entonces cuando empezó su calvario. La investigación demostró que después drogaron y alcoholizaron a la joven hasta que perdió por completo su voluntad.
“Villarreal le hablaba y la invitaba todo el tiempo para verse. Sabemos que la captaron por ahí, y luego la llevaron por todos lados intercambiándola como mercancía, estando inconsciente”, contó en una entrevista Facundo, el papá de Luna. “También la llevó a la casa de otro amigo, Pablo Paz Gutiérrez, que declaró que le pusieron droga en todo el cuerpo, y que se fue tambaleándose”, añadió.
A Luna la golpearon y la violaron hasta matarla. A su familia después quisieron entregarle el cajón cerrado para que no pudieran ver el estado de su cuerpo. “Estaba llena de moretones y tenía las rodillas reventadas”, declararon en ese momento sus familiares, reservando el resto de los detalles en un silencio doloroso y ensordecedor.
Después del horror, la burla
La miseria humana no entiende de duelos. Así fue como, incluso antes de que ingresara en la causa, la foto del cuerpo de Luna llegó al celular de sus padres. Pero el responsable de aquello no fue un empleado infiel de la funeraria, como lo fue, por ejemplo, en el caso de Diego Maradona. La imagen la difundió la policía.
“Mirá cómo murió esta p…”, fue el título que le puso a la imagen que compartió en sus grupos de WhatsApp el comisario Ceferino Hernández. Lo que no previó fue que entre sus contactos se encontraba la prima de Marisa Rodríguez, que además era miembro de la fuerza.
La mujer renunció a la policía después de ese episodio y el comisario Hernández, lejos de ser “castigado” por su accionar, fue trasladado a una comisaría de otro distrito.
Para la Justicia no fue un femicidio
En abril de 2019 el fiscal titular de la fiscalía de género de Tigre, Marcelo Fuenzalida, caratuló la causa como “abandono de persona seguido de muerte con suministro de estupefacientes a título gratuito”. Denegó el pedido de la familia para que se juzgara el caso como femicidio.
En ese momento se condenó a Villarreal a 14 años de prisión y se imputó a su amigo cómplice, Pablo Paz Gutiérrez, por abuso sexual seguido de muerte.
El 8 de marzo del año pasado, el Día Internacional de la Mujer, los jueces de la Sala de Casación Penal de La Plata, Daniel Alfredo Carral, Ricardo Ramón Maidana y Ricardo Borinsky, hicieron lugar al pedido de la defensa y dictaron un fallo todavía más indignante: para ellos el asesinato de Luna había sido un “homicidio imprudente”. Es decir, no creyeron que existió la intención de matarla.
Fuente: TN