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Haciéndose un hueco entre la mediocridad de algunas de las producciones españolas que han llegado a Netflix últimamente, el 10 de junio se estrena por fin en la plataforma Intimidad, una serie original creada por Laura Sarmiento y Verónica Fernández que interpela directamente al espectador y le hace reflexionar sobre una de las eternas luchas a la que se enfrentan muchas mujeres: la invasión de su privacidad y que se las siga cuestionando por ello -aunque sean las víctimas-.

 

A pesar de lo mucho que se ha avanzado en favor de la igualdad, aún queda mucho camino por recorrer, y es un hecho que a las mujeres les cuesta mucho más ganarse su propio espacio, sea en el entorno que sea y, especialmente en el mundo laboral. Constantemente son comparadas o se relativizan sus capacidades y por muchos años que les cueste ascender y ocupar un rango concreto, un simple fallo o escándalo público podrían hacer que se derrumbe su frágil trayectoria en cuestión de segundos.

Así le ocurrió a mujeres como Pamela Anderson, a Olvido Hormigos, y a Verónica, una trabajadora de Iveco, todas ellas situadas en el punto de mira por culpa de que se filtrase sin su consentimiento una grabación de contenido sexual explícito -la tercera de ellas terminó suicidándose por ello-.

 

Más concretamente, Intimidad podría inspirarse en los dos últimos ejemplos, trazando un paralelismo desde la ficción y narrando desde una perspectiva femenina y que busca alzar la voz de las que sufren las consecuencias de esta violencia sistemática. Todo comienza cuando un vídeo sexual irrumpe de lleno en la vida de Malen (Itziar Ituño), una de las políticas más influyentes y prometedoras de Bilbao. Una mujer casada y con una hija (Yune Nogueiras) que verá cómo su vida profesional y personal se viene abajo con solo un clic.

 

Poco a poco conoceremos al resto de mujeres que sostienen el peso de la ficción, como la de Bego (Patricia López Arnaiz), la hermana de Ane (Verónica Echegui), una trabajadora de una fábrica a la que le ocurre lo mismo y termina suicidándose. De esta manera, la serie nos plantea una de las capacidades que encierra el machismo: su especial habilidad de alcanzar a todas las mujeres solo por el hecho de serlo. La grabación servirá como detonante en una sociedad que no distingue los límites entre la vida pública y la privada, especialmente con las redes sociales e Internet, pero también sacará a relucir al machismo como una sombra pegajosa capaz de arrasar con todo a su paso.

 

Contando con un elenco prácticamente femenino que completan Emma Suárez y Ana Wagener, Intimidad escoge a conciencia el punto de vista desde el que posicionarse y hace gala del talento de las actrices protagonistas, mostrando una realidad tan compleja como real, donde cada ficha del tablero es diferente y necesaria. La serie se adentra en el lado más perjudicado del problema, observando a las víctimas directas del mismo pero también a sus familiares, abogados, policías y otras personas, cada una con sus propios intereses -que no tienen por qué ser los mismos-.

 

Esto incluye también a la figura masculina y a los hombres de la historia, que evolucionan también, tratando de evocar cierta esperanza -o más bien todo lo contrario-, porque también sufren las consecuencias del heteropatriarcado, aunque no en la misma medida.

 

Esta variedad de opiniones hace de la serie un producto aún mejor y más rico en todos los niveles, que no llega a caer en la superficialidad y que le planta cara al lado más hipócrita de la sociedad, levantando la alfombra para que veamos la suciedad que se empeña en esconder y negar. Y esto se ve más claro cuando el guion lo escriben mujeres, porque su mirada es la de alguien que conoce el problema de primera mano y porque quién mejor que las mujeres para contar algo que sufren ellas.

 

A lo largo de sus ocho episodios, Intimidad se prepara para levantar el vuelo y empoderarse a sí misma y a sus personajes, mostrando el verdadero significado de la sororidad y dejando claro que ese es el verdadero aliado para combatir este mal endémico. Las cuatro mujeres que antes eran desconocidas las unas para las otras se convierten en compañeras y en aliadas frente a un problema social que nos afecta a todos, y nos invitan a lo que acertadamente dijo Itziar Ituño en la entrevista promocional de la serie, “reconstruirse para volver a construirse”, porque todavía hay mucho camino por andar y mucho por luchar.

 

Fuente: El Español