Son las 19 del jueves. El sol casi no ilumina en San Juan, pero la calle Benavidez a la altura de Salta, en Chimbas es escenario de un alto tránsito. Es que en esa zona se encuentra el salón de ventas de una de las empresas más concurridas en cuanto a materiales de construcción. Allí, desde hace casi dos años trabaja como fletera, Analía Araoz (43).
La entrevista está pactada, pero ella va y viene de la caja ya que un viaje de hierro y cemento la espera. Es inquieta, se nota que es de esas mujeres que no paran. Le cuesta sentarse, pero luego de unos segundos, el área de venta en la que se encuentran los juegos de comedores pasa a ser el escenario de la entrevista.
Es que en el marco del Día de los y las trabajadoras, Analía tiene la particularidad de ser la única fletera en San Juan. Si, la única que traslada los pesados materiales de construcción que las personas compran para realizar diferentes tipos de obras. Su historia laboral refleja sus 23 años como circense. Recorriendo todo el país en carpa y siendo parte de los circos más importantes de Argentina, pero como a todos, la pandemia la obligó a frenar y la trajo de nuevo a la casa de su madre.
No pasaron muchos meses hasta que la economía la comenzó a asfixiar y fue ahí cuando le dio rienda suelta a una idea. Pero, antes vendió su camioneta Partner y se compró una que le permitiera poder trasladar materiales.
Al principio no fue fácil. La echaron de un hipermercado. Es que las paradas parecen tener dueños que a veces no permiten nuevas caras, menos si es de una mujer. Pero, su espacio fue conquistado en la empresa chimbera.
A pesar de que no es empleada de la firma sanjuanina y de que creían que no duraría mucho en el rubro del flete, sus colegas fueron solidarios con ella. “Me enseñaron a cargar las bolsas y a trasladar los hierros con tecnica para que no dañe mi columna”, cuenta a 911mujer.
Anita como le dicen sus compañeros detalla feliz que a los largo de estos casi dos años adquirió mucha fuerza y aunque ya no sorprende verla cargando, muchas veces los clientes se sorprenden “o dicen yo esperaba un hombre o te admiro por lo que haces”.
Me ha tocado de ir a un lugar y descargar sola. Lo hago tranquila y despacio”
Analía en el mundo de los malabares realizaba la parte de publicidad, pero también manejaba la iluminación y el sonido. Reconoce que no le fue fácil quedarse quieta en un solo lugar, pero hoy sueña con comprar otra camioneta y poder sumar a más empleados.
Su día comienza a las 6 de la mañana y se extienden hasta las 19 o 20. “A veces trabajo de corrido ya que en la siesta realizo también mudanzas u otros fletes”, explica.
Hay que tener actitud y metas. También ambición yo vengo de vivir una vida distinta. De viajar y ser circense, pero creo que hay que tener ganas”
Actualmente trabaja con su hermana y unos chicos que la ayudan en los fletes, pero enfatiza en la palabra querer y ambición como parte de su proyecto laboral.
¡Con la historia de Anita como le dicen sus compañeros, saludamos a todas las mujeres que trabajan y aún no son reconocidas en el sistema formal!