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Uno de los grandes tópicos que se han puesto sobre la mesa desde que el mundo entero empezó a deconstruirse y reconstruirse con una mirada feminista es el consentimiento. Luego de que salieran a la luz muchos casos de abuso en casi todas las esferas de la vida, incluidas la del espectáculo y la política, ese concepto, el consentimiento, tuvo que ser revisitado y aclarado para saber de qué hablaban las feministas cuando señalaban su importancia.

Anatomy of a Scandal (Anatomía de un Escándalo), la nueva serie de Netflix basada en la novela homónima de Sarah Vaughan, no es la excepción. En ella, el consentimiento es el punto clave de este show, que lo inmiscuye en un drama legal con un elenco envidiable.

James Whitehouse (Rupert Friend) es un hombre privilegiado: blanco, guapo, rico y miembro fundamental del Parlamento inglés. Además, es un buen amigo del Primer Ministro (con quien compartió sus años universitarios), tiene una hermosa familia y una esposa, Sophie (Sienna Miller), que lo ama y lo acompaña en todos sus proyectos. Su idílica vida se verá sacudida cuando Olivia Lytton (Naomi Scott), una joven que trabajaba bajo su comando en el Parlamento y con quien tenía un amorío, lo acuse de haberla violado.

A partir de allí, el paraíso privilegiado en el que vivía James Whitehouse se vendrá abajo. Su carrera política comenzará a caerse a pedazos. Su esposa, siempre fiel y firme junto a él, comenzará a dudar de sus palabras y, por supuesto, toda su vida se verá juzgada por el ojo público.

En el juicio al que deberá someterse por la acusación de violación de su amante, James Whitehouse deberá enfrentarse a una abogada implacable, Kate Woodcroft (Michelle Dockery), quien parece decidida a hacer hasta lo imposible por verlo tras las rejas.

Si bien la historia de Anatomy of a Scandal dista mucho de ser original (básicamente es un drama legal que habla sobre una acusación de violación), la serie tiene una forma muy particular de contarla. No se centra ni en la víctima ni en el acusado, sino en las dos mujeres que lo rodean.

Por un lado, Sophie, esa esposa devota que deberá, a partir del descubrimiento del amorío de su esposo y la acusación de esa amante, revisar toda su relación con él, decidir si le cree o si, en realidad, todo este tiempo estuvo casada con un monstruo. Por el otro, Kate Woodcroft, esta abogada feroz, que esconde sus propios motivos para volverse un animal de caza que intentar meter tras las rejas a James Whitehouse. Tanto Sienna Miller como Michelle Dockery brillan en sus respectivos roles.

Anatomy of a Scandal, además, juega con el recuerdo de los personajes, que remiten todo el tiempo a sus épocas universitarias, esa época en la que la personalidad de cada uno terminaba de formarse, y con un estilo de dirección que por momentos es bastante poético.

Pero lo importante de esta serie no es nada de eso: es cómo continúa hablando de ese concepto que mencionábamos al comienzo de este artículo, el consentimiento. ¿Si ya eran amantes, es posible que haya sucedido una violación? ¿Si una persona ya accedió a tener sexo con otra, puede arrepentirse a mitad de camino? Todas esas preguntas, que son las que la sociedad viene haciéndose (y debe hacerse, por cierto), son planteadas en la serie con mano firme y cruda.

Con seis episodios de 45 minutos aproximadamente cada uno, esta serie creada por David E. Kelley y Melissa James Gibson es un buen reflejo de los tiempos que corren y de cómo algunas actitudes, que antes quedaban sepultadas bajo los privilegios de algunos pocos, ahora pueden salir a la luz. Anatomy of a Scandal es una serie atrapante y útil para continuar reflexionando sobre una de las problemáticas que actualmente sacuden al mundo.

Fuente: spoiler time